El papel de los sueños en las culturas y en la historia de la humanidad ha sido determinantes y primordiales al momento de tomar decisiones.
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Por ejemplo: en la antigua Grecia jamás se iba a la guerra sin el intérprete de sueños. Ellos creían que a través de esos sueños, los dioses les hablaban sobre estrategia militar.
En Mesopotamia, lo que hoy es Irak, también le daban un papel importante a los sueños, porque también creían que a través de ellos, los dioses les hablaban pero de temas más individuales.
A los noventa minutos de que vos te quedaste dormida, empiezan algunos cambios en tu cerebro y en tu cuerpo. La respiración se acelera, el ritmo cardíaco aumenta y se da la parálisis muscular. Si te despertás en esa fase, REM Rapid Eye Movement, te acordás del sueño y si no te despertás crees que no soñaste.
¿Te ha pasado que soñás y sabés que estás en el sueño? A eso se le llama sueño lúcido según los budistas.
1953 se descubrió el encefalograma, que es el aparato que mide la actividad cerebral y permitió observar de algún modo, el trabajo del cerebro mientras dormimos y es el arranque de todo lo que sabemos de los sueños.
Los sueños duran más o menos entre 6 y 20 minutos.
El 95% de los sueños se olvidan.
Los sueños de las mujeres son más largos y complejos que los de los hombres.
En 1970 se hizo un estudio que descubrió que el 38 por ciento de los lugares con los que soñamos son conocidos.
El 43% se parecen a lugares que conocemos pero tienen alguna diferencia creada por nuestro cerebro.
9 de cada 10 sueños que tenemos tienen que ver con experiencias cotidianas. Un 5% son exóticos o raros y 1% es fantásticos.
Una persona promedio pasará durmiendo 25 años de su vida.
Una de las estadísticas consultadas dice que al final de nuestras vidas hemos soñado durante 6 horas.
Todos los días soñamos, varias veces.
Puede escuchar todos los episodios de ¿A que no sabías? en este enlace.