Ceshia Ubau deslumbró la llama de la verdad y es imposible no sentirse seducida. Mujer Salvaje, encabezando el sazón principal de su más reciente EP Edén, vibra las paredes de lo que tiene que romperse.
Para despertar a la mujer salvaje se necesita hambre. Podría ser un día de llanto exhausto. Basta alguna vela encendida, un dolorcito mal acomodado en las caderas para que nuestra garganta se abra cual flor bravía.
Del hechizo amordazante se sale. El camino nunca es hacia el progreso, el éxito o cualquier mentirita occidental. El camino es espiral hacia abajo, afuera, diagonal y a través del claroscuro.
Ceshia nos ofrendó su voz y testimonio para seguir el fuego que, aunque arde, ilumina la senda que hemos de caminar. Descalzas. Con el miedo y con la fe al lado trotamos, corremos hacia el tambor que nos convoca.
Mujer Salvaje me recuerda a mi propio despertar. Que, como cualquier nacimiento, es incómodo, doloroso, diferente. Tan real que duele hasta los huesos. Pero son nuestros huesos los que tenemos que velar, cantarles desde la entraña para que la sabia despierte.
“Que duele romperse quitarse la venda / pero es en la grieta que entra la luz que hace que amanezca”
Quizá sea esta la ocasión en que la música nos embarque hacia adentro y que asumamos que, si somos creadoras, la maga salvaje está más asida de lo que creemos.