Columna “Cines y Afines”
No nos engañemos, ni la “Top Gun” original ni la “Top Gun” nueva aspiraron a ser la mejor película del año en los Óscar. Pero la primera se convirtió en la cinta más taquillera de 1986 (recaudó más de $350 millones) y la segunda, apelando a un público muy distinto que el de hace 36 años, ya está batiendo récords tras recaudar más de $100 millones en su primer fin de semana de estreno.
Queda claro que hay un fenómeno cinematográfico asociado a estas dos superproducciones con temática militar.
Además, la nueva cinta supone un récord personal en la taquilla para la superestrella del cine, Tom Cruise. Lo cual no solo es una excelente noticia para Hollywood (que ha sufrido para poder atraer al público de vuelta al cine tras la pandemia de la covid-19), sino que el actor demuestra que está en el top de su carrera en parte gracias a: las escenas de riesgo en el aire, una inolvidable banda sonora que construye sobre la de su predecesora y un conmovedor arco narrativo en torno a una reconciliación intergeneracional.
Un argumento construido a través de las décadas
Para “Top Gun 2”, Cruise volvió a unir fuerzas con Jerry Bruckheimer (productor de la primera “Top Gun”) y el director Joseph Kosinski (con quien había trabajado en la cinta “Oblivion” del 2013). La película de Paramount cuenta la historia del veterano piloto de La Armada estadounidense, Pete “Maverick” Mitchell (Tom Cruise), quién es escogido para entrenar, en tiempo récord, a un equipo élite de aviadores con el fin de cumplir un objetivo militar; así de sencillo.
El filme es una secuela de la cinta dirigida por Tony Scott en los ochentas, y manteniéndose en una línea temporal similar, los eventos de “Top Gun 2” se desarrollan más de 30 años después de lo que vimos en la original.
La primera “Top Gun” exploraba un drama romántico entre dos jóvenes en California: Maverick en la escuela de aviadores y Charlotte “Charlie” Blackwood (Kelly McGillis), una funcionaria del Departamento de Defensa. La nueva “Top Gun” deja en el pasado esa historia de amor y cambia su esencia. El arco narrativo de la nueva película gira en torno al drama entre, el ahora veterano e instructor Maverick, y el joven piloto Bradley “Rooster” Bradshaw (Miles Teller) que aspira a ser uno de los pilotos encargados de cumplir con la misión.
El nudo está en que Bradshaw es el hijo de Nick “Goose” Bradshaw (Anthony Edwards), el mejor amigo de Maverick, que falleció en un accidente aéreo en la “Top Gun” original.
De manera que el romance, bien recibido por el público, que vimos en la primera “Top Gun” (amplificado con la mítica canción “Take My Breath Away”) pasa a un segundo plano, y el interés romántico de Maverick es ahora Penny Benjamin (Jennifer Connelly), un personaje que apenas fue mencionado en la primera cinta y que ahora regresa con un papel más importante.
Un festival de nostalgia y un poderoso reencuentro
La cinta inicia con la misma banda sonora inconfundible de Harold Faltermeyer (que ahora unió fuerzas con Lorne Balfe, Hans Zimmer y Lady Gaga). La música ilustra los créditos (que tienen una tipografía idéntica a los que vimos en la original) sobrepuestos sobre imágenes de aviones aterrizando y despegando desde un portaviones. La refinada dirección de fotografía a cargo de Claudio Miranda espera el momento correcto para que despeguemos con “Danger Zone” de Kenny Loggins.
Independientemente de nuestra posición respecto al complejo militar industrial o el asombro ante la capacidad humana para crear aviones que viajan a velocidades supersónicas y pueden aterrizan en “barcos” en el medio del mar; con esas secuencias es muy difícil no emocionarse a través de la magia del montaje que se logra en la forma del cine.
Y eso es solo el comienzo.
Maverick es llamado de vuelta a la academia militar por nada menos que Tom “Iceman” Kazansky, marcando un regreso muy emocional para el actor Val Kilmer. Iceman fue el rival de Maverick en la juventud (como lo vimos en la “Top Gun” original) y ahora lo vemos como un almirante y el mejor aliado del piloto rebelde.
En el reencuentro es casi misión imposible dejar de proyectar emociones del detrás de cámaras entre Kilmer y Cruise, por cuanto Kilmer perdió su voz en los últimos años tras batallar contra el cáncer de garganta.
Una experiencia diseñada para la pantalla grande
“Top Gun: Maverick” es una experiencia espectacular que se amplifica gracias a la pantalla grande. Por eso es que el director de la película, Joseph Kosinski, ha insistido tanto en que las audiencias (eso lo incluye a usted) no deberían dejar pasar la oportunidad de ver “Top Gun: Maverick” en IMAX o en 4DX antes de que el filme se distribuya para la pantalla chica vía plataformas digitales.
Además, Cruise dijo recientemente en el Festival de Cannes que de ninguna manera estrenaría sus filmes en plataformas antes de hacerlo en la pantalla grande.
La película también tiene sus momentos de comedia, un subtexto en torno a los drones (¿será que algún día no se necesiten pilotos?) y un homenaje a la famosa escena de los muchachos jugando voleibol en las playas de California. Todo esto tiene un claro propósito y lo cumple: entretenimiento, y fue calificada apta para todo público en Costa Rica.
Además, en una era dominada por películas con abundantes imágenes generadas por computadoras (CGI) como hemos vistos en cintas de superhéroes, fantasía y ciencia ficción; es bienvenido y admirable que Tom Cruise y compañía realmente se montaran en esos aviones para dar semejante espectáculo.
El desenlace del filme es acompañado por la épica balada pop de Lady Gaga “Hold My Hand” que da un último respiro, luego de las intensas escenas de combate aéreo, antes de los créditos.
No puede enfatizarse lo suficiente: la cinta debe verse en la pantalla más grande posible para sumergirse en la experiencia de las escenas de acción y dejar que las imágenes impulsen la trama. ¿En qué otra oportunidad podríamos saber lo que es montarse en un F/A-18?
Le damos 4 palomitas de 5 a “Top Gun: Maverick”. 🍿🍿🍿🍿