París, 13 sep (EFE).- El cineasta francosuizo Jean-Luc Godard, fallecido este martes a los 91 años, recibió la eutanasia en Suiza, según varios allegados citados por la prensa francesa y suiza.
Nacido en París de una familia de origen suizo, Godard, una de las figuras de la Nouvelle Vague, residió durante varias fases de su vida en ese país vecino a Francia, del que también tenía la nacionalidad, y donde la eutanasia es legal.
“No estaba enfermo, simplemente estaba agotado. Había tomado la decisión de terminar. Era su decisión y para él era importante que se supiera”, señaló un allegado al diario Libération, el primero en anunciar el fallecimiento.
Un comunicado de su esposa, la cineasta suiza Anne-Marie Miéville, y de los productores del cineasta señaló que Godard “murió apaciblemente en su domicilio, rodeado de sus personas más próximas”.
La muerte ocurrió en su domicilio de Rolle, a orillas del lago Leman (Suiza) y a pocos kilómetros de Francia.
La familia añadió que no habrá ceremonias oficiales y que los restos de Godard serán incinerados en la intimidad.
Otra persona próxima a Godard señaló al diario suizo Tribune de Geneve que el cineasta “no podía llevar una vida normal debido a varias patologías”.
La eutanasia habría sido realizada por una organización suiza especializada. En ese país hay dos, Exit y Dignitas, que ofrecen esa ayuda de forma legal bajo una serie de condiciones legales, como la existencia de patologías graves o ligadas a la edad, y que no tengan motivos egoístas en estas actuaciones.
Varios allegados señalaron a medios franceses y suizos que la familia quería haber esperado 48 horas antes de divulgar el fallecimiento, que finalmente se filtró al diario francés Libération.
En una entrevista con la televisión suiza en 2014, y preguntado por la hipótesis de la muerte, Godard respondió: “No estoy ansioso para seguir a toda cosa, si estoy demasiado enfermo no quiero que me arrastren en una carretilla”.
Al contrario que en otros países europeos, en Francia la eutanasia sigue sin legalizarse, aunque el Gobierno del presidente Emmanuel Macron ha lanzado un debate político y social que podría desembocar en la autorización de esta práctica.