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Rompiste Mis Flores y el experimento sonoro de romper todo

by Lit

Una persona que se ha convertido en una de las abanderadas de la música experimental de Costa Rica

Fotos: Ricardo Machado para LIT INC.

La música experimental en Costa Rica es un fenómeno social y artístico que se puede entender desde muchas perspectivas, como un legado, como un reflejo de lo que sucede en toda la región latinoamericana o como el interés genuino de un o una artista por cruzar los límites de lo establecido.

La exploración de esta “categoría”, que irónicamente busca ir más allá de la de la definición de un género específico, se asemeja a nuestra exploración de la vida marina, de la cual desconocemos aproximadamente el 95%, sin embargo intentaremos entenderla desde uno de los proyectos contemporáneos. 

Recientemente la escena de música experimental ha generado y encontrado espacios seguros para construir audiencia y comunidad, como por ejemplo “Multiespecies”, “Maldito Estudio” o “Langosta Arcoiris”, tres plataformas dedicadas a promover la música costarricense, con el común denominador que las tres indagan en la cambiante realidad de esta sub cultura. 

Para poder entender la similitud entre las primeras bandas nacionales que destacaron como “experimentales” y el alto contraste de las nuevas propuestas, tuvimos que repasar la lista de lanzamientos destacados de estas tres plataformas mencionadas anteriormente; el cambio en el enfoque y la forma de abordar la música es abismal. 

Más o menos cronológicamente, tiquicia ha tenido decenas de proyectos que han explorado la experimentación, como “Popeer”, “Sensor Trifulcador”, “Parque en el Espacio”, “Exnobia”, “Introvisión”, “Zópilot”, “Niño Koi”, “Colornoise”, “Erth”, “Kaiser Moon”, “Gazeuse”, entre muchos otros más, que con el tiempo se hicieron espacio en los principales escenarios de “música alternativa”.



La escena de música experimental que se desarrolla durante los 90’s y explota en los 2000’s estuvo marcada principalmente por influencias de rock y géneros afines, mientras que la nueva escena tiene exponentes que juegan más con lo-fi, ambient, noise, shoegaze y electro pop; lo que genera nuevas oportunidades y a su vez nuevas sonoridades.



(Si desean entender más sobre la evolución y el desarrollo de la música experimental, les recomendamos buscar el estudio de la Dra. Susan Campos “Noise, Sonic Experimentation, and Interior Coloniality in Costa Rica”, capítulo No. 8 del libro “Experimentalism in Practice: Music perspectives from Latin America”, editado por Ana R. Alonso-Minutti, Eduardo Herrera, y Alejandro L. Madrid, publicado por Oxford University Press en 2018.)

Aquí, se conecta todo. 

Para poder seguir, necesitamos introducir a “Rompiste Mis Flores”, una artista costarricense que hace lo que le da la gana desde el 2016, cuando publicó “Escúchalo hasta el Final”, un compilado de maquetas que nunca llegaron a concretarse en “canciones” y que actualmente solo está disponible en Bandcamp.

Detrás de este proyecto quien figura es Coraima Diaz Torres, una persona que no tiene miedo a los límites y que se ha convertido en una de las abanderadas de la música experimental de Costa Rica, tras generar un importante eco dentro y fuera de Costa Rica.

Desde el 2016, Coraima ha publicado en total 5 discos y está por publicar un nuevo disco en este 2021, que pinta ser una nueva faceta de “Rompiste Mis Flores”, en la que se atreve a llevar su electro pop oscuro un poco más allá de lo que estábamos acostumbrados.

Durante este año, ya publicó tres sencillos que resultan interesantes y ambiguos a la vez. El primero fue “Bailar Sin Tí”, que además es el nombre del próximo disco que se publicará el 27 de julio.

Este primer sencillo tiene matices de EDM pero manteniendo esa vibra oscura y densa. Posteriormente se publicó “Te quiero matar”, una canción que difícilmente se puede reseñar en palabras y más recientemente se estrenó una versión remasterizada de “Lágrimas”, que deja en suspenso todo lo que está por venir.

Rompiste Mis Flores es hasta ahora, una de las artistas más extrovertidas de la escena experimental de Costa Rica, mezclando influencias electrónicas, asiáticas y pareciera que hasta góticas por ratos. Es un proyecto tan indefinible que se vuelve interesante por sí solo, en medio de un sinfín de bandas y artistas que en lugar de causar impacto solo buscan colocar su producto.

Es además una propuesta que está en el medio de decenas (sino es que más), de otras propuestas de música experimental en Costa Rica, todas muy diferentes entre sí y la mayoría con la intención de divertirse marcando una página de la historia del arte en el país; una caracterizada por llevar la música a donde aún no ha llegado.

Este nuevo disco de Rompiste Mis Flores que esperamos con ansias no solo es un esfuerzo de una artista independiente, sino también el reflejo de una escena alzando la mano para decir “Aquí estamos. Hacemos música rara porque nos nace y porque alguien tiene que hacerla”, con la peculiaridad que hay un nicho que disfruta de estas creaciones que se alejan del purismo y la virtuosidad musical.

Definitivamente un gran momento para estar vivos y presenciar como desde latinoamérica el underground le grita al mundo su verdad. En todo caso, nunca hemos vivido una etapa tan adecuada para romper todo lo establecido; sino es ahora no será nunca. 

Larga vida a esa generación que ya no tiene nada que perder y que se permitió ser lo que querían a través del arte y la experimentación sonora.

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